SI

Si puedes mantener en su lugar tu cabeza cuando todos a tu alrededor, han perdido la suya y te culpan de ello. 
Si crees en ti mismo cuando todo el mundo duda de ti, pero también dejas lugar a sus dudas. 
Si puedes esperar y no cansarte de la espera; o si, siendo engañado, no respondes con engaños, o si, siendo odiado, no te domina el odio, y aún así no pareces demasiado bueno o demasiado sabio. 
Si puedes soñar y no hacer de los sueños tu amo; si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo; si puedes conocer al triunfo y la derrota, y tratar de la misma manera a esos dos impostores. 
Si puedes soportar oír toda la verdad que has dicho, tergiversada por malhechores para engañar a los necios. O ver cómo se rompe todo lo que has creado en tu vida, y agacharte para reconstruirlo con herramientas maltrechas. 
Si puedes amontonar todo lo que has ganado y arriesgarlo todo a un sólo lanzamiento; y perderlo, y empezar de nuevo desde el principio y no decir ni una palabra sobre tu pérdida. 
Si puedes forzar tu corazón y tus nervios y tus tendones, para seguir adelante mucho después de haberlos perdido, y resistir cuando no haya nada en ti salvo la voluntad que te dice: «¡Resiste!» 
Si puedes hablar a las multitudes y conservas tu virtud o caminar junto a reyes y no pierdes tu integridad. 
Si no pueden herirte tus enemigos ni tampoco tus amigos. 
Si todos ponen en ti su confianza y ésta no queda nunca defraudada.
Si puedes llenar cada minuto implacable con sesenta segundos que merezcan haber sido vividos, el mundo es tuyo, con todos sus tesoros y aún más ¡serás un hombre, hijo mío! 
Rudyard Kipling (1865 – 1936) 

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