Props, elementos en la práctica de yoga

El yoga no escapa a las modas o al consumo. Por eso, vivimos etapas, fases, donde asumimos verdades absolutas que duran lo que dura una campaña publicitaria. Nos llenan de necesidades. Lamentablemente para las marcas, no necesitamos más que un lugar y, si me apuras, una esterilla para practicar yoga. Esto que digo, se que no es fashion, pero, para mi, es cierto.

No necesitamos separadores de dedos, ni ladrillos, ni bolsters, ni mantas, por mucho que puedan ser de ayuda, no los necesitamos. Ni siquiera para una práctica considerada terapéutica. En mi opinión, el yoga es terapéutico. Tal como dicen los Yoga Sutra de Patanjali,  yoga es una herramienta para mantenernos en salud.

Por tanto, ¿por qué esta moda de usar tantos props? ¿Para qué? Es conveniente mirar al maestro Iyengar y su imposibilidad por llegar a la perfección  en el origen de la creencia de que necesitamos un montón de elementos para practicar.

Lo cierto, es que el maestro Iyengar puso al servicio de la práctica su experiencia. Y su experiencia es muy interesante para alguien con las dificultades físicas y una configuración mental como las suyas. En mi opinión, en casos extremos, lesiones, imposibilidades severas de movilidad o similar, necesitamos agentes externos. No está mal usarlos puntualmente para compesar("contraposturear") de manera pasiva al final de una práctica. Incluso en este caso no son necesarios; la práctica de asana es amplia, muy completa y ofrece posibilidades sin tener que recurrir al prop. 

En mi opinión, si nuestras condiciones incluyen rigidez, desconocimiento, sedentarismo congénito, falta de voluntad, competitividad o afán acrobático, quizá no necesitamos ningún elemento externo.
Creo que la única ayuda que necesitamos es la de nuestra mente. Concretamente, necesitamos asumir y aceptar cuales son nuestros limites para trabajar en agrandarlos. Ser humildes en la práctica, saber hasta donde podemos llegar, no empujar, ni querer resultados espectaculares, aceptar nuestras particularidades sin compararnos con nadie,  quizá nos ayude a entender cuales son los beneficios reales de la práctica.

Es por eso, que después de creer en los props, utilizarlos y abandonarlos, estoy asentado en la idea firme de que el único elemento que necesitamos para practicar es (internamente) la voluntad firme y determinada, (externamente) a nuestro cuerpo, incluyendo a la mente y la respiración.

No quiero que mal interpretes, no digo que no haya que usarlos, ni descalifico a quien los use, todo me parece cuestión de una elección, un proceso, una visión personal. En mi caso, insisto, después de usar props hasta para dormir, llego a la conclusión  de que no los necesitamos como elemento indispensable en nuestra práctica.

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